jueves, 1 de noviembre de 2007

EL EXORCISMO DE SHILIE ROUSSE


Por César Oswaldo Mariscal Bello, José Carlos Padilla López, Marco Antonio García Téllez, Eduardo Villanueva Peña, David Emmanuel Pérez Ramírez y Aldo J. Becerril Nájera

Personajes:
Cristo
Niño Poseído (Shilie)
Padre del niño (Marco)
Incrédulo (Abraham)
Crédulo (Moisés)


Es de noche, toda la calle se encuentra en silencio; Abraham y Moisés entran a escena caminando. Se escuchan gritos que provienen de una casa.


Marco: ¡Shilie! ¡¿pero... qué haces con eso?!
Shilie: ¡Calla!
Marco: ¡Oye, no me hables así, no tienes derecho a gritarme, soy tu padre!
Moisés: ¿qué ocurre ahí?
Abraham: No sé, pero no creo que debamos entrometernos.
Marco: ¡Eso es una Ouija!
Moisés y Abraham: ¡¿Ouija?!
Shilie: ¡Te dije que te callaras!
Se escucha como se rompen objetos. Marco sale corriendo de la casa.
Moisés: Ven, ayudémosle.
Abraham: Rayos, ¿por qué ahora?
Los dos chicos se acercan con Marco y este los ve sin cambiar su cara de susto.
Moisés: Señor, ¿qué le ocurre?
Marco: <hablando muy asustado> Mi hijo se encontraba en su cuarto, y de la nada empezó a gritar y a lanzar cosas... no... él no las lanzaba... ¡Volaban por sí solas!
Moisés: Eso quiere decir que... ¿está poseído?
Abraham: Ja ja... ¿cómo crees? Debe estar borracho.
Moisés: ¿Quién?, ¿el niño?
Abraham: No, él.
Se escucha ruido de destrucción dentro de la casa. Moisés entra, Abraham le grita:
Abraham: ¡Oye, no! <luego dice para sí mismo> ¿por qué siempre tiene que ayudar a toda persona que parece estar en peligro?
Abraham sigue a Moisés, después Marco se levanta, aún con miedo, y camina lentamente a la casa. Dentro de la habitación del niño, Moisés se encuentra parado frente al niño, ambos viéndose seriamente. Abraham entra y al ver la escena se detiene, poniendo una cara de extrañeza; Marco entra tras él. Shilie les habla con voz grave.
Shilie: ¿Qué hacen aquí? ¡Lárguense, no quiero ver a nadie!
Marco: Esa no es su voz.
Moisés: Vamos, debemos empezar a orar, pongamos nuestra fe en Jesús.
Abraham: ¡Ja! No le vas a creer... ¿verdad? Es obvio que está actuando.
Marco: No está actuando, él es un niño muy tranquilo. Jamás haría algo como esto.
Abraham: Bueno... los niños crecen, se le llama “pubertad”: empiezan a actuar diferente, la voz se hace más grave, además de otros cambios. Todo eso se aprende en la escuela.
Marco: La voz no se vuelve así de grave tan repentinamente. Yo oraré contigo.
Se acerca a Moisés, y Abraham se queda parado junto a la puerta
Abraham: Hagan lo que quieran, no creo que “Jebús” les ayude. Con los niños sólo necesitan un poco de paciencia.
Hay un pequeño silencio, sólo se escuchan las oraciones de Moisés y Marco. Entonces entra Cristo y se acerca a Shilie. Al ver a Cristo, Abraham se sorprende.
Abraham: Él... ¿cuándo entró?
Cristo: Yo soy el salvador, aquellos que crean en mi serán salvados y tendrán asegurado una vida eterna de gloria en el reino de los cielos.
Entonces Cristo coloca su mano en la cara de Shilie. Después de un breve lapso de tiempo, este cae sentado al suelo y Marco corre con él.
Marco: ¡Shilie! ¡Hijo! ¿Te encuentras bien?
Shilie: Papá...
Abraham tiene cara de asombro.
Abraham: ¿Qué sucedió? ¿Cómo...?
Moisés se acerca a Abraham.
Moisés: Es el poder de la fe.
Cuando Abraham voltea a donde estaba Jesús, ya no lo encuentra.
Abraham: No lo puedo creer... ¿era él?... pero ¿cómo...?
Marco deja a Shilie y se acerca a Moisés.
Marco: Bueno... parece que lo logramos. ¿crees que esto baste para que empiece a creer?
Moisés: <Sin dejar de ver hacia donde se fue Abraham> No, sigue con algunas dudas, pero ya estamos cerca.
Marco: Cada vez es más difícil convertir a la gente, ya no se creen las cosas como antes.
Moisés: Sí, y cada vez es más caro, pronto no será redituable.
Entra “Cristo” pero tiene voz diferente.
Cristo: ¿Ya no me necesitan?
Moisés: No, gracias Chucho, mañana te pago lo que te debo.
Chucho: Está bien.
Todos salen de escena

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